Tres puntos y algo más


El partido del domingo frente a Godoy Cruz de Mendoza dejó algo más que 3 puntos y la consecuente mejoría en el promedio. Se ganó luego de 10 partidos lo cual no fue poco. Pero no podemos permitir que el árbol nos tape el bosque. El duro cotejo con el Tomba marcó virtudes a pulir y defectos a corregir en las restantes 14 fechas.

Como positivo se puede marcar que el equipo no se cayó ante la adversidad de no poder quebrar a un rival al cual había que ganarle sí o sí. El «miedo a perder» y la «obligación de ganar» son primos cercanos y estuvieron rondando por la tarde noche fría de Avellaneda. La gente se había empezado a impacientar a partir de los 20 o 25 minutos del segundo tiempo, eso derivó en cánticos agresivos (el famoso: «jugadores/la c… de su madre/a ver si ponen huevo/que no juegan con nadie»). El equipo pudo lidiar con eso, soportó la presión e inclusive terminó creando más chances de gol en la última media hora que en el resto del partido.

Individualmente puntos altos se vieron en el arquero Migliore que respondió cuando lo atacaron. Luguercio y Franco Sosa son los abanderados del equipo, jugando siempre 1 o 2 puntos por encima de la media.

Más allá de que el equipo jugó 5 puntos, tuvo amor propio. Fue inteligente, no se desesperó, ni pegó, ni se desarmó. Si bien jugó preso de sus limitaciones futbolísticas, las pudo sobrellevar, gracias en parte a los cambios acertados del entrenador. Tampoco se sufrió mucho, salvo última bola en la cual un centro llovido nos hizo rememorar cuando Argentinos nos empataba sobre la hora. De todas formas, no se puede dejar de señalar que durante los primeros 30 minutos el partido fue más de los mendocinos. Luego de la expulsión Hernán Encina, Godoy Cruz fue una sombra. Trató de seguir con su juego de toque y de movilidad pero no pudo imponerse en la mitad de cancha. Recordemos que el Tomba había derrotado (o mejor dicho bailado) a San Lorenzo en el Bajo Flores.

El gran déficit que dejó el partido fue la generación de fútbol. Falta ese volante ofensivo o media punta que se pueda asociar y crear juego (Moralez ya no está). Otro problema es la concreción de las oportunidades. El problema llamado gol tiene números llamativos: Racing hizo sólo 7 goles en las últimas 11 jornadas (desde la 15 del Apertura, 0-2 vs Colón), y en ese periodo hizo como máximo 1 gol en un partido. Los refuerzos iban por el camino de resolver los problemas de gestación y concreción pero hasta ahora están ausentes sin aviso. Castromán no se asentó y sigue sin pesar. Ramírez… bueno, jugó 4 puntos con Huracán e Independiente y sigue lesionado. Falcón está muy bajo y lento. Por último, Grazzini que todavía no jugó, tal vez le pueda dar a Racing ese creador que tanto necesita.

Desde lo individual, puntos bajos se vieron en Yacob, que perdió más de lo que ganó; el tándem zurdo Shaffer Lucero no pesó por la banda y el ex leproso pisó muy poco el área, una de sus mayores virtudes; Falcón hizo un partido flojísimo, posiblemente el peor de la cancha.

Esta mini levantada debe continuar el domingo frente al León (que viene herido, con renuncia de Astrada de por medio y desgastado físicamente por la Libertadores). Recuperar a Zucullini en la mitad es importante, así como que vuelvan a su nivel Yacob y Lucero. Por la derecha está la duda entre la dinámica de González y la pausa de Falcón. Habrá que ver la suerte de Grazzini, Caballero o Ramírez para ingresar al equipo y acompañar a Lugüercio en ataque.